Es vox populi en la redacción de DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA que no soy yo muy de fiestas de La Blanca. Más de dos décadas de festividad trabajada, confieso, me lleva a elegir otras fechas para el esparcimiento. Sin embargo, he de reconocer que hasta yo echaba de menos oír a Gorka Ortiz de Urbina el 4 de agosto y la Kutxi llena. A los blusas y neskas txikis, veteranos y de resto de edades; las barracas y, en general, el ambiente en la plaza del Machete y zona centro. Fiestas especiales donde las haya cuando mi querida Mariajo Otxoa de Eribe, con esa eterna sonrisa, se ha convertido en Celedón de Oro. Y fiestas que ya serán para siempre diferentes para César y Agurtzane, que nos han bendecido con un nuevo blusa a la redacción de DNA. Fiestas especiales tras una dura pandemia a las que solo les ha sobrado los de siempre, los que agreden e insultan. Eso nos recuerda que hay quien no entiende de qué va nada, que pase lo que pase, incluida la dureza de meses de confinamiento, restricciones, fallecimientos e ingresos, seguirán siendo cafres. Lo bueno, es que, en la otra cara de la moneda, somos muchxs más quienes entendemos de solidaridad, sana diversión y, sobre todo, respeto. Ya nos queda menos de un año para La Blanca. ¡Hasta 2023!