El PP de Núñez Feijóo deja mucho que desear: sigue siendo el de Cospedal, Bárcenas y Villarejo. El de Fraga, Aznar y Rato. El de los juicios, acusaciones y condenas. El de la nula sensibilidad con quien es español por imperativo. El que compite con Vox en romper consensos básicos sobre igualdad y respeto al diferente. Y aún así, parece mucho más moderado que el de Pablo Casado, hasta en los detalles menores: la decisión del gallego de no desprenderse del ya histórico edificio de la calle Génova ha sonado hasta lógica. No es que el edificio no tenga culpa, como dice Feijóo, es que otros sí la tienen.