Sí existe pero no lo reconoce
Eslovenia y Kosovo se autodeterminaron con éxito. Escocia y Quebec tuvieron derecho a votar y decidieron permanecer. Lo mismo Gibraltar, que se autodeterminó en este siglo para seguir siendo una colonia británica. Así que cuando “Sánchez insiste en que no habrá referéndum: ‘El derecho a la autodeterminación no existe’” (El Independiente) solo intenta negar algo que con Google y un minuto libre cualquiera es capaz de contradecir fácilmente. La negación sistemática de algo tan evidente, además, es lo contrario a la política, que consiste en ceder para acercar posturas y mejorar la vida de la ciudadanía respondiendo a sus necesidades.
¡Y tanto!
No es muy normal encontrar a políticos que digan la verdad de un modo tan descarnado como el ministro José Luis Escrivá, que fue claro y directo cuando explicó que la próxima generación tendrá que trabajar más para cobrar su pensión, y que traslada otra verdad cuando, en un intento de suavizar sus palabras reconoce: “Hablé de algo que aún está por definir”. ¡Y tanto! Porque el ajuste no es solo para los del baby-boom: los siguientes tendremos que seguir apretándonos el cinturón si es que queda cinturón que ponerse. Es una cuestión aritmética sencilla: pocos no podremos sostener lo de muchos si la caja está vacía antes de empezar.
O más
Acaba la semana con “la factura de la luz más cara de la historia: el precio medio se dispara hasta los 87€ en junio, un 65% más” (20 Minutos). Y en julio, ya veremos. Las medidas del gobierno español solo son parches porque el país realmente no ha hecho la reforma energética que necesita: una península soleada, con ríos y pantanos, e incluso con gas en su subsuelo, necesita importar energía porque no se ha culminado (en muchos casos, no se ha empezado) un debate honesto ni sobre las nucleares ni sobre las energías limpias. Se ha intentado contentar a todos y solo se ha hecho feliz a las empresas que mercadean.
Por fin es lunes
Se nota que hoy es un lunes especial, Toni Cantó vuelve al trabajo, a una oficina que el propio interesado definía así: “El chiringuito soy yo”. Hoy el español es un idioma más libre porque hay una persona que, por encargo y a cargo de la Comunidad de Madrid, va a pasar su jornada laboral pensando en él. Una labor ingrata ya desde el primer día: “El actor parece disgustado por que se haya informado sobre los 150.000 euros brutos que cobrará”, leemos en El Plural, donde nos cuentan que Cantó ha dejado de seguir en Twitter a Sueldos Públicos, la cuenta que ha hecho pública la cifra. Que se jodan, eh, Toni. Así, en castellano llano.
Y ahora, ¿qué?
Este tuit de Javier Urias no ha pasado desapercibido pero, ¿a quién importa eso? “El Tribunal Supremo quería prohibir los lazos amarillos y las banderas indepes. Cómo era contra los catalanes, todos los juristas muchos españoles aplaudieron esa interpretación. Ahora se nos aplica al resto. Nos han recortado derechos y se lo han tragado”. Se refería este profesor de Derecho Constitucional y exletrado del TC a la medida cautelar que ordenó un juez y que obligaba al ayuntamiento de Sevilla a quitar una bandera arcoíris “al considerar que se infringía el principio de neutralidad”, a petición de Abogados Cristianos.