uede un país ignorar de forma continuada un factor que determina el 18% del diferencial competitivo entre las empresas y las naciones? Pues bien, esto es exactamente lo que ha ocurrido durante años en Euskadi con la gestión empresarial, capacidad que afecta a un conjunto de dimensiones de la competitividad, así como a la propia capacidad de evolución y transformación de las empresas.

Normalmente, se enfatiza la importancia de ciertos factores en la competitividad empresarial, por ejemplo, la incorporación de las tecnologías de la información, el desarrollo tecnológico… pero rara vez se menciona la trascendencia de las prácticas de gestión. Por ello, adquiere relevancia una investigación llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Stanford, el Instituto Tecnológico de Massachusetts y la Oficina del Censo de los Estados Unidos sobre una muestra de 32.000 empresas de manufactura americanas.

El estudio refiere que los sistemas de gestión explicarían hasta el 18% de las diferencias de productividad existentes entre las empresas, mientras que la inversión en I+D explicaría hasta el 17% de las diferencias, las competencias profesionales el 11% y, finalmente, la inversión en TICs sería responsable del 8% de dicho diferencial de productividad.

A conclusiones equivalentes ha llegado un reciente estudio desarrollado por dos centros de investigación alemanes: el Instituto de Investigación sobre el Empleo y el Instituto de Economía Mundial de Kiel, que llevaron a cabo una investigación sobre más de 1.900 empresas alemanas, para concluir evidenciando una estrecha correlación entre la capacidad de gestión y la productividad de las empresas.

Por eso cobra especial relevancia las debilidades en la gestión de las empresas vascas evidenciadas por el Índice de Competitividad Regional, que ha estado midiendo los principales factores de competitividad en los últimos diez años para todas las regiones en la Unión Europea.

En la edición 2019 de dicho informe, Euskadi ocupaba la posición 125 entre las 268 regiones monitorizadas, en claro retroceso con relación a la edición 2016, en la cual Euskadi ocupaba la posición 119. Entre otros factores, el informe destaca la carencia de “sofisticación de los negocios”, asociada a la falta de innovación, emprendimiento, la internacionalización de la empresa, así como el valor añadido generado, etc.

Pero la capacidad de gestión no solo afecta a la productividad de las empresas, ya que afecta a un conjunto de dimensiones de la competitividad, así como a la propia capacidad de transformación de las empresas.

Un primer factor a considerar es la influencia de la innovación en la gestión como factor moderador en la eficacia en la implantación de las tecnologías de información y comunicación (TICs).

Conforme a las investigaciones de Erik Brynjolfsson, director de la Iniciativa sobre Economía Digital del Instituto Tecnológico de Massachusetts, el coste del aprendizaje y la adaptación que las empresas llevan a cabo para la incorporación de las TICs es diez veces superior al coste incurrido en la adquisición e implantación de dichas tecnologías.

Un estudio con carácter retrospectivo que ha llevado a cabo el Instituto Global McKinsey sobre el impacto de las TICs en diversos sectores de actividad de la economía americana en el curso de la década de los años 90, ha identificado las siguientes condiciones para que la implantación de TICs tenga impacto en la productividad: deben de desplegarse en una secuencia que permita el desarrollo de competencias organizativas a lo largo del tiempo y se ha de producir una evolución simultánea entre la innovación en la gestión y la incorporación de las nuevas tecnologías para que dé lugar al rediseño de los procesos de gestión así como a la creación de nuevos productos y servicios.

En este contexto, es relevante la aportación de la Academia Nacional Alemana de Ciencia e Ingeniería (ACATECH), que publicó el informe Industria 4.0: Estudio comparativo internacional, opciones de futuro y recomendaciones para la investigación en manufactura, el cual incorpora una breve reseña sobre el perfil de Euskadi en el ámbito de la Industria 4.0.

ACATECH, si bien reconoce la potencia industrial vasca, su capacidad tecnológica y competencia profesional, reseña como debilidades más destacadas su aproximación a la Industria 4.0 desde una orientación altamente tecno-céntrica y su obsesión por la generación de ventajas competitivas mediante la aplicación de la tecnología, al tiempo que destaca que su debilidad básica radica en las limitadas capacidades para la innovación en modelos de negocio y los servicios.

Complementariamente, una investigación conjunta de la Escuela de Negocios de Amsterdam y la Escuela de Gestión de Rotterdam, que analizó la capacidad de las empresas para transformar su actividad de I+D en producto comercializable, evidenció que la inversión en I+D genera resultados suboptimales si no va acompañada de elevados niveles de innovación en la gestión. Es decir, que la innovación en gestión incrementa la eficacia de la innovación tecnológica, influenciando de forma positiva la conversión de nuevo conocimiento en resultados comercializables.

Finalmente, es preciso contextualizar estas carencias estructurales de nuestras empresas en el contexto de la crisis económica generada por la pandemia del coronavirus.

Porque la forma cómo se afronta una crisis económica condiciona el rendimiento a largo plazo de la empresa. Las evidencias así lo confirman: una investigación desarrollada por un equipo del MIT Sloan School of Management y de la Universidad de Cornell ha evidenciado que, como consecuencia de la crisis económica, los directivos desarrollan un estilo conservador orientado a la reducción de los costes operacionales en detrimento de la inversión en la I+D, las inversiones de capital… que redunda en tasas de crecimiento más reducidas.

Este estilo conservador adquirido por los directivos en el curso de las crisis económicas presenta una tendencia a perpetuarse, incluso una vez que desaparece la causa que la originara.

Por ello, es urgente abordar las carencias estructurales que presentan las empresas vascas en la innovación en la gestión. En este sentido, es urgente articular una colaboración interinstitucional para diseñar e implantar un plan de acción que permita protagonizar un salto competencial en nuestras empresas para que puedan abordar adecuadamente las grandes transformaciones del futuro.

En este contexto cobra especial relevancia la iniciativa Oraina eta Geroa Uztartuz, un proyecto desarrollado en el marco de Etorkizuna Eraikiz, e integrado en el Plan de Recuperación Económica y Social de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

El proyecto Oraina eta Geroa Uztartuz pretende actuar como catalizador para activar la transformación de las empresas guipuzcoanas en el período poscoronavirus. En efecto, una vez adoptadas las medidas urgentes para garantizar la continuidad y la estabilidad de la empresa, es necesario abordar una gestión proactiva ante la crisis. Es preciso superar la fase de supervivencia y desarrollar la resiliencia competitiva de la empresa.

Así, al tiempo que se asegura la supervivencia de la empresa es preciso relanzar su proyecto empresarial para proyectarlo al futuro y desarrollar las capacidades competitivas necesarias. Para ello es necesario dotarse de un marco de referencia para la gestión empresarial que concilie la eficiencia a corto plazo con la creación de valor a largo plazo.

Este nuevo modelo ya ha sido identificado: se trata del modelo de empresa ambidiestra. El término de “empresas ambidiestras” se refiere a aquellas organizaciones que afrontan los períodos de crisis mediante el desarrollo de estrategias regenerativas, simultaneando sus actividades de explotación, es decir sacando partido de los productos, mercados y negocios actuales, y la exploración, intensificando el emprendimiento y la búsqueda de nuevas opciones de negocio para construir su futuro.

Recientemente, dos consultoras rivales, McKinsey y Boston Consulting Group, han llegado a conclusiones equivalentes al analizar los resultados de las empresas conforme a su orientación en la gestión: a largo plazo “las empresas ambidiestras” superan ampliamente a las compañías de orientación cortoplacista, tanto en crecimiento como en rentabilidad.

La iniciativa Oraina eta Geroa Uztartuz debería de integrarse en una estrategia de país que federe un conjunto de acciones tendentes a sellar el déficit competencial que presentan las empresas vascas en materia de innovación en la gestión. Siguiendo el precepto enunciado por Albert Einstein, quien afirmaba que… “si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.

El autor es director gerente. ISEA S.Coop