Aunque no es fácil analizar con sosiego el momento que vivimos, desde el comienzo de la pandemia, intelectuales y pensadores intentan aportar algo de la luz sobre la crisis.En una extensa entrevista para Le Monde (19-04-2020), Edgar Morin comenta que las incertidumbres que ha provocado la crisis “constituyen una oportunidad para comprender que la ciencia no consiste en verdades absolutas, sino que sus teorías son biodegradables a medida que se realizan nuevos descubrimientos”. El coronavirus puede servir como cura de humildad tanto frente a la compulsión del consumo como a los sueños transhumanos, al revelar que “aunque podamos retrasar la muerte por envejecimiento, nunca podremos eliminar los accidentes que pueden acabar con nuestro cuerpo, ni deshacernos de las bacterias y los virus”.Como otros, también Morin admite que la experiencia del confinamiento tal vez contribuya a modificar las actitudes vitales, dando lugar a una existencia más saludable, tanto económica como ecológicamente. Desde un punto de vista existencial, pues, puede llevar “a cuestionar nuestra forma de vida, nuestras necesidades reales, nuestras Y verdaderas aspiraciones ( ... ). Debería ayudar a abrir nuestras mentes, durante mucho tiempo preocupadas por lo inmediato, lo secundario y lo frívolo, a lo esencial, como el amor y la amistad”. “Esta crisis empujará hacia arriba la categoría de los cuidadores: no pueden seguir estando mal pagados” (Alain Touraine)Enric Barrull
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