El sistema de retorno que obliga a los consumidores a devolver las botellas o latas de bebidas cumple diecisiete años en Alemania y, aunque fue acogido con recelo, ha conseguido triplicar el reciclaje de estos envases y ya es parte de la vida cotidiana de los alemanes.Desde 2003, al comprar una lata o botella de plástico desechable de cerveza, agua o refresco los alemanes deben pagar el “pfand”, un depósito de 25 céntimos que solo recuperarán si devuelven el envase en un comercio. Ya sea con una máquina o de forma manual, todos los establecimientos -desde un pequeño comercio a una gran superficie- que vendan envases sometidos al SDDR (sistema de depósito, devolución y retorno) están obligados a recogerlos. El reciclaje de los envases con depósito es del 98,5% en Alemania. Antes, todos los envases debían llevarse al punto verde (como el contenedor amarillo); con el retorno consiguen recoger más materiales -la gente no quiere perder los 25 céntimos de depósito- y de “mucha mejor calidad”, pues al no mezclarse con otros residuos, son de una gran pureza. Además, gracias al retorno han desaparecido las latas y botellas de las calles y de los parques alemanes. Hay personas que incluso se dedican a recogerlas para conseguir unos pequeños ingresos. Y aunque las grandes superficies se opusieron por la inversión que debían realizar en las máquinas donde se devuelven los envases -cuestan alrededor de 15.000 euros-, ya han descubierto un filón de negocio en el retorno, dice el ecologista de Deutsche Umwelthilfe. Los envases devueltos en las máquinas automáticas de cada establecimiento pasan a ser propiedad de este, y en 2009, la cadena de supermercados Rewe ganó 12 millones de euros gracias al depósito.
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