Tras la fallida investidura de Pedro Sánchez hay muchas preguntas que quedan sin respuesta y aunque soy de las que pienso, porque lo he constatado, que existen políticos realmente honrados que trabajan por el bien común, también es verdad que, como ciudadana, me siento defraudada y confusa.

Sánchez afirma que “explorará otras opciones”; Iglesias que, seguramente, es quien mejor ha jugado sus cartas, dice que “reclama competencias, no sillones”. Lo cierto es que sea todo ello una puesta en escena o sea real, hay unos responsables directos de esta situación que, por ambición, cabezonería o ambas cosas tienen al país bloqueado. Ya sabemos que nuestra Transición tuvo sus fallos, pero si políticos tan dispares como Suárez, Carrillo, Fraga o González fueron capaces de llegar a esos mínimos necesarios, ¿cómo es posible que el PSOE y Unidas Podemos no lo sean?

Mientras, el PP, Ciudadanos y Vox se frotan las manos; y la ciudadanía sigue padeciendo los problemas auténticos del día a día sin que nadie los solucione: inmigrantes a quienes no sabemos acoger, precariedad laboral, sistema educativo deficiente y cambiante según quien gobierne, pensiones en peligro, sanidad pública amenazada?

Y yo me pregunto: políticos y votantes, ¿quién no merece a quién?