no lo entienden. Ni los que pierden ni, sobre todo, los que ganan. Que el cómodo bipartidismo con el que se repartían las habas se acabó, que estamos hartos de mayorías absolu(tis)tas. Que queremos que negocien, que pacten. Que piensen en el bien de la ciudadanía. Que nos importa un huevo la identidad o la pertenencia de tal o cual ministro, que es mucho más importante la calidad de su gestión. Que ya sabemos que no piensan lo mismo socialistas, populares, naranjas, morados, regionalistas, nacionalistas... ¡Faltaría más! Y que aún así no queremos que ninguno de ellos imponga su forma de hacer las cosas. Que queremos que negocien, que pacten. Que sean conscientes de que tampoco la sociedad para la que trabajan es monolítica y que, por tanto, se requieren soluciones variadas para distintos problemas. Les falta cultura de acuerdos, capacidad de cesión de algunas prebendas para conseguir una mejoría global. Son un desastre. ¡Que votamos hace ya dos meses y medio! El planeta gira todos los días, pero ellos siguen atados a su poste, peleándose entre ellos y haciendo el ridículo. Que si coalición, que si cooperación, que si abstención, que si... Que más que políticos parecen simples pesebreros. Que queremos que negocien, que pacten.