El calendario es muy caprichoso. Hoy es el aniversario del fallecimiento en 1778 de Jean-Jacques Rousseau, uno de los pilares del pensamiento de la Ilustración. Rousseau pasa a la Historia, entre otras razones, por enunciar ideas como la de que el ser humano nace bueno y es el entorno el que acaba deteriorándolo o abundar en conceptos como el de la voluntad general como la propia del grupo de individuos que renuncian a parcelas de su libertad para lograr la convivencia. Bueno, pongámosle unas cuantas comillas porque nada es mimético, pero no deja de tener su punto observar el fiasco de la cumbre europea del domingo y ayer en Bruselas. Sospecho que uno de los grandes problemas de lo vivido en las últimas horas tiene que ver con que los allí reunidos -aunque lo pretendan- no son líderes europeos, sino líderes de sus respectivos países en un sentido puramente legal y que, en general, están contando más las alubias de sus respectivos partidos más que las de sus países y ciudadanos y las de esa Unión Europea inmersa en su enésima crisis cuando todavía no ha resuelto la del Brexit, que esa es otra. Así que esta UE parece incapaz de manejarse en las aguas de un contrato social y puede que entre todos estemos deteriorando un proyecto, una aspiración, que podría ser muy bueno.