El político, y no sólo cuando está en campaña, suele ser esa persona que tiende a dejar que el Umbral que lleva dentro siempre esté presente, es decir, a hablar de su libro y nada más. Por eso, no entiende, o no quiere entender, que las acciones que de verdad son efectivas son las compartidas, las que parten, aún asumiendo renuncias, de puntos de consenso. Pero no nos pongamos estupendos. Imaginemos, lector o lectora, que usted y un servidor somos amigos. Y hemos decidido irnos este verano de vacaciones. Sólo eso. Bien, a partir de ahí tenemos que ver dónde nos vamos, cuánto tiempo, si vamos a contar con más colegas o incluso con algún desconocido, qué momento es mejor para realizar el viaje, si tenemos que ir en avión, en tren, en coche, en moto, en bici o incluso si podemos ir andando. Es bueno que decidamos qué queremos conocer toda vez allí, incluso si queremos dejar algo al libre albedrío del momento. Y cómo vamos a llevar lo que igual necesitamos, desde el cepillo de dientes hasta la ropa interior para cambiarnos. Por supuesto, debemos ver cuánto nos va a costar la historia y si podemos costearla... Es decir, tenemos que usar el sentido común para que todo salga bien aún sabiendo que siempre puede haber algún renglón torcido.