Pues ya está la cosa lanzada, ¿quién lo diría verdad? Es decir, llevamos en campaña ¿cuánto? ¿Dos meses? ¿Diez? ¿Tres años? Bueno, por situarnos un poco, diría que hay tres o cuatro conceptos a manejar en estos primeros compases para situar el circo -en su acepción más romana- electoral. Uno de ellos, movilización, parece que será el leitmotiv del discurso de la izquierda y, particularmente, del PSOE. La participación será un factor clave para el resultado de Pedro Sánchez y, sobre todo -y visto el precedente andaluz-, lograr que su electorado no se relaje confiado por las encuestas. Otro, fragmentación. El PSOE juega a ahondar la fragmentación del voto de la derecha -de ahí ese debate único a cinco con presencia de Vox- al tiempo que alimenta el discurso del miedo a la triple alianza PP-C’s-Vox, fragmentación del voto contra el que luchan las siglas de la derecha y, con especial ahínco, el PP. En consecuencia, el PP se aferra a otro clásico, la llamada al voto útil. Y un último, ser determinantes. Lograr una representación que sea capaz de decantar las decisiones en el Congreso es el eje del discurso del PNV, pero también el que ha adoptado EH Bildu. De algún modo, con otras variables, también es el mensaje que maneja Unidas Podemos. Y así las cosas, ya saben: no es cómo empieza, sino cómo acaba.