De chulos y menosprecios
poco está tardando la Alianza de Colón en descomponerse y echarse los trastos a la cabeza. Cada uno buscando su espacio, que sospechan que es básicamente el mismo. Tres inexpertos en esto de la Gobernanza más allá de su propio corral que no dudan en atacarse los unos a los otros, aunque sea apelando a estilos barriobajeros, con el objetivo de encabezar ese trío de derechas que, por otra parte, todos intuyen que volverán a cortejarse al día siguiente de las elecciones. Ahora bien, la clave es quién de ellos -Casado, Rivera o Abascal- ocupará la posición dominante a la hora de repartirse cargos y poder. El líder de Ciudadanos propone un gobierno de coalición pero el jefe del PP le responde relegándole al Ministerio de Exteriores. Y Rivera se ofende, seguramente escarmentado por haber tendido la mano a un presunto aliado que es como ese mal jefe del que más vale alejarse todo lo posible porque solo busca abusar y despreciar a los empleados que ofrecen su lealtad y colaboración. Aunque para chulo Aznar, por supuesto. Ahora que el PP vuelve a respirar por donde a él le gusta, se crece y lanza a Vox eso tan machote de: “No se atreven a llamarnos derechita cobarde a la cara”. Y claro, qué más quiere el hasta ahora mindundi Abascal que hablen de él...