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Vox marca la agenda

otra brillante jugada del amurriarra Santiago Abascal al meter en la escena política un tema al que nadie preocupaba pero que incitará a replicar al resto de partidos políticos para diferenciarse. El líder de Vox sabe provocar, de eso no hay duda, y se está convirtiendo en un experto en conseguir que los demás le financien la campaña electoral. Que hablen de mí aunque sea mal, pero que hablen. Es lo que ha logrado, una vez más, el imitador y seguramente admirador de Donald Trump, Matteo Salvini y Jair Bolsonaro. PSOE, PP y Ciudadanos no han tardado en picar y reprochar a Vox su propuesta de cambiar la ley y legalizar la venta libre de armas. Abascal habla del derecho de los españoles a su legítima defensa para justificar esta propuesta, aunque no duda en equiparar a ladrones con okupas con lo que, a partir de entonces, algunas masacres podrían llegar a normalizarse. Valoraciones aparte, lo que está claro es que el partido ultraderechista no cejará hasta reclutar todos los votos posibles de franquistas, machistas y homófobos, además de cuantos aquellos cabreados con el sistema que acepten a Abascal como animal de compañía. Un buen puñado de razones para asegurarse un asiento en el Congreso y seguir viviendo del cuento unos años más.