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Carné de padres

cuando alguien muere, alguien falta. El muerto casi siempre deja familiares, compañeros, amigos, seguidores o simplemente conocidos a los que en mayor o menor medida influyó en sus vidas. Hay veces que la repercusión de un fallecimiento va más allá de su fama o de su círculo más cercano. Hablo de las víctimas de un atentado, de un atraco, de un asesinato... En general las relacionadas con la violencia porque, supongo, todos nos vemos posibles víctimas potenciales. Y luego están los niños. Siempre estremece mucho la muerte de un niño por su indefensión y por la vida que le quedaba por delante. Mueren niños por enfermedad, por accidente, por violencia de otros... O por negligencia paternofilial. Y ahí meto, por ejemplo, a los progenitores que no vacunan a sus hijos o, por hablar de casos recientes, a los padres de Julen por no vigilarle con la atención que requiere un niño de dos años. Y por supuesto me refiero a los hermanos de tres años y cinco meses de edad hallados muertos y enterrados en Valencia. Sus padres están detenidos y, por lo que ha trascendido, ambos sufren adicciones y problemas mentales. Lo que no me explico es por qué para desempeñar cualquier trabajo o para conducir un coche se exige un título o un carné y, sin embargo, no hay exámenes para ser padres.