El Parlamento Vasco aprobará este jueves una proposición no de ley para el impulso de un nuevo modelo inclusivo participativo vasco de empresa, una iniciativa innovadora que busca “poner a las personas y a los equipos humanos en el centro de la actividad y gestión de las empresas, tanto por razones humanistas como por razones de eficiencia y competitividad”. Se trata, en resumen, de un proyecto ilusionante que pretende avanzar en la implantación de un nuevo sistema de relaciones y de producción que ponga a las personas -es decir, a los trabajadores- en el centro de la función de la empresa, donde jugarían un papel crítico en el éxito y competitividad de la misma mediante la participación directa en su actividad e incluso en su gestión y hasta en los resultados. La propuesta tiene, entre otras muchas, tres grandes virtudes que la convierten en una oportunidad excepcional para la mejora tanto de las empresas de Euskadi -incluida su competitividad y productividad- como de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores y, en definitiva, para la contribución al bien común. En primer lugar, la proposición será aprobada por unanimidad, ya que está presentada por los representantes de los cinco grupos políticos de la Cámara vasca tras varios meses de trabajo en los que finalmente se ha logrado el consenso. Además, la iniciativa está apoyada también por organizaciones empresariales, sociales y sindicales, lo que la convierte en un hecho absolutamente inhabitual. La propuesta, asimismo, nació de un grupo de personas (cooperativistas del Grupo Mondragón, veteranos sindicalistas y empresarios) que, tras más de diez años de reflexión y puesta en común, plantearon la necesidad de implantar un nuevo modelo empresarial basado en la cultura de la cooperación y la corresponsabilidad frente al paradigma habitual de la confrontación. El resultado final es una iniciativa tan sugerente como inédita y valiente en favor de un nuevo “modelo humanista, avanzado y vasco” de empresa que supone un evidente cambio de cultura tanto para los empresarios como para los trabajadores. Todo ello supone un gran reto y una ocasión inmejorable para la mejora y sostenibilidad del tejido industrial vasco así como de las condiciones de vida y de trabajo de la ciudadanía.