Quizá hayan leído o escuchado esta noticia: al parecer Facebook se ha visto obligado a desconectar una inteligencia artificial porque ésta había comenzado a desarrollar su propio lenguaje, una versión corrompida del inglés que además resultaba casi imposible de descifrar para los investigadores aunque, cuentan, resultaba más eficaz para la tarea que tenía encomendada. Pasado el momento de pánico y conspiranoia, la noticia se ha ido matizando y algunos técnicos han ido quitando dramatismo al asunto, explicando que las dos máquinas se habían limitado a realizar la tarea encomendada. Pero me quedo con dos detalles. Primero, que en 2001: Odisea en el espacio o en Matrix o en Yo Robot quizá no se les fuera la mano tanto como parece especulando sobre posibles vías tecnológicas hacia el apocalipsis. Segundo, que si el apocalipsis de las máquinas ha de llegar, me parecería de una justicia poética irónica, notable y significativa que la primera señal estuviera ahí, en el lenguaje. Sería una bonita venganza, incluso aunque hablemos de lenguaje binario, lenguaje al fin y al cabo. Para quienes denostaron las letras y el arte, para los que pensaron que las humanidades no tienen que ver con la ciencia... El lenguaje, la palabra...