Los datos de la Encuesta de Población Activa en Relación con la Actividad (PRA) referidos al segundo trimestre del año, con una reducción de 3.100 desempleados respecto al trimestre anterior para situar la tasa de paro en el 11%, afianzan la tendencia del crecimiento del empleo en Euskadi incluso por encima de las expectativas realizadas por el propio Gobierno Vasco a principios de año. Si entonces se estimaba, con un horizonte de dos ejercicios, es decir, para finales de 2018, una tasa de paro en torno al 11,7%, la realidad hoy es que ya se ha situado a solo un punto del objetivo del 10% que el ejecutivo se marcó para el final de la legislatura y más cercano a la predicción del Servicio de Estudios del BBVA, que a principios de mes estimaba como muy factible que la economía vasca creciera un 2,8% este año y un 2,9% el próximo para situar la tasa de desempleo en torno al 9,4% a final de 2018. Esto indica que el crecimiento y la creación de empleo no son consecuencia de la estacionalidad, sino que responden al cambio de tendencia económica y a los mecanismos de incentivación puestos en práctica. Baste apuntar que en Euskadi hay a finales de junio 923.200 personas ocupadas, 13.800 más que en el primer trimestre y 19.600 más que en las mismas fechas del pasado año o que el aumento del empleo se ha dato tanto el sector servicios (6.900 ocupados más) como en la industria (6.400) e incluso en el sector primario (700), aunque en la construcción se redujo en 200 personas. Ahora bien, la mejora frente a las previsiones no debe ocultar los problemas que aún presenta un mercado laboral vasco, que pese a presentar un paro casi siete puntos inferior al de la media estatal, todavía se halla tres por encima de la media europea y mantiene la rémora del desempleo juvenil, que sigue siendo superior al 19% pese a haber bajado cuatro puntos. De hecho, la temporalidad y la parcialidad de los contratos, especialmente en este sector de la población activa, son todavía una realidad demasiado extendida que además lastra no solo la capacidad de aceleración de la recuperación económica sino incluso nuestro desarrollo como sociedad. El empleo vasco ha invertido la tendencia y apunta a recuperar los índices anteriores a la crisis en menos de un lustro, pero para lograrlo debe mejorar allí donde hoy presenta sus principales déficits: en estabilidad y en calidad.