Pasado día 1, 22.30 horas en tranvía de Ibaiondo de Vitoria -Gazteiz, una joven viaja con sus dos perros. Uno de ellos sentado junto a ella ocupando un asiento de pasajeros. Le explico que no puede tener al perro sentado en el asiento. Se enfada, eleva la voz y de malas maneras dice que su perro está cansado. Otra pasajera le confronta que ella también tiene perros y que así vamos a conseguir que no puedan ir los perros en el tranvía. Increíble.