El congreso de Eusko Alkartasuna celebrado este fin de semana en Donostia concluyó ayer con una mezcla de división -evidenciada en la votación para elegir al secretario general y en la configuración de la nueva dirección-, acuerdo sobre el papel de la formación dentro de EH Bildu e indefinición sobre los planteamientos autónomos que mantendrá en el futuro, tanto dentro como fuera de la coalición. Finalmente, Pello Urizar logró revalidar su liderazgo por tan solo catorce votos de diferencia con respecto al candidato alternativo, Maiorga Ramírez. Este resultado supone, de facto, un empate técnico entre los dos sectores que han confrontado sus posiciones en las últimas semanas y pone de manifiesto la fractura interna que ha imposibilitado tanto la configuración de una lista única como incluso la integración de personas adscritas al sector crítico en la nueva ejecutiva de Urizar. Aunque el reelegido secretario general se esforzó en resaltar que EA ha superado “el riesgo de ruptura”, lo cierto es que más allá de esta división prácticamente por la mitad en la militancia, queda por ver el alcance real del acuerdo que, en principio, pone fin al principal punto de fricción entre ambas partes: el papel de Eusko Alkartasuna y el resto de partidos en EH Bildu. Un pacto que alcanzó el 76% de apoyos, pero que fue rechazado por el 20% de los miembros del congreso. Porque, en primer lugar, el acuerdo alcanzado in extremis entre Urizar y Ramírez deberá ser aceptado y ratificado por el resto de EH Bildu, ya que supone una enmienda a la organización y funcionamiento de la coalición que se había convenido previamente entre sus componentes. Puede que el pacto sobre las relaciones entre el partido y EH Bildu zanje las diferencias en este asunto entre los dos sectores de EA, pero no gustará a algunos de los miembros de la coalición que, desde luego, tienen una visión radicalmente distinta del carácter y funcionamiento que debe tener la nueva formación tras su refundación y que ahora deberá reformularse. El texto pactado es una mezcla un tanto farragosa entre las dos posiciones enfrentadas y está sujeto a interpretaciones diversas. Con todo, la apuesta de EA por la coalición en EH Bildu es sólida y firme en los dos sectores del partido, con el riesgo, pese a los matices introducidos, de dilución o desdibujamiento de sus posiciones políticas y sociales históricas.