El incumplimiento por Estados Unidos de las obligaciones del denominado Acuerdo de París, asumidas en diciembre de 2015 junto a otros 194 países por la administración que presidía Barack Obama, tal y como advierte ahora Donald Trump, tiene repercusiones más allá del incremento directo del número de emisiones por EEUU y su efecto en el calentamiento del planeta. Estados Unidos es el segundo emisor mundial, tras China, de los llamados gases de efecto invernadero, con más de 5.500 millones de toneladas de dióxido de carbono al año actualmente, y su negativa al Acuerdo de París puede suponer el incumplimiento de la reducción de sus emisiones anuales a 3.800 millones de toneladas (el 26% de los 6.500 millones que emitía en 2005, según el Acuerdo de París), pero esto, en un país en el que ciudades y estados tienen asimismo regulaciones propias, apenas supondría añadir, según los expertos, 3.000 millones de toneladas a la cifra total de emisiones estimada para los próximos ocho años, lo que apenas variaría el objetivo de que la temperatura global no se sitúe entonces 2oC por encima. El efecto físico, por tanto, sería limitado y asumible por el compromiso con las energías renovables de los otros 194 firmantes del Acuerdo, especialmente tras el apoyo que la UE y China han oficializado al mismo en las últimas horas. Y baste como ejemplo que Euskadi ha logrado reducir un 25% sus emisiones en un decenio. Sin embargo, el incumplimiento paulatino por EEUU de los compromisos del acuerdo provocará un cierto cambio de tendencia en las políticas ambientales por cuanto el cuestionamiento práctico de la teoría del cambio climático -ya explicitada por Trump en campaña- ofrecerá excusas a otras economías, de mayor o menor peso y con más o menos incidencia en el nivel de emisiones, a las que se les plantean asimismo otro tipo de prioridades que se podrían definir más prosaicas, lo que supondrá un retroceso del compromiso medioambiental a la situación anterior a 2015. Y eso sí tendría una incidencia notable en el nivel de emisiones y su efecto en el calentamiento del planeta. Sin obviar que la renuncia por una administración estadounidense a un compromiso vinculante de ámbito mundial adquirido por la administración estadounidense anterior -Obama firmó también decenas de acuerdos bilaterales sobre la materia- conllevará a futuro un enorme grado de desconfianza.