No sé si con lo que ha llovido es apropiado o ajustado hablar de primer asalto, pero bueno, al menos oficialmente sí y el primer asalto, el de los avales -por otra parte, en el fondo, bastante inane- le ha dejado al Partido Socialista varias conclusiones: la importante movilización que por ahora suscita este proceso en la familia socialista, que la división del partido se traslada con bastante mimetismo al eje norte-sur del Estado-, que queda partido por jugar y que los avales del tercero en discordia son ya el objeto de deseo de los dos mejor posicionados. Susana Díaz ha presentado 59.390 avales, en torno a un tercio de la militancia socialista, pero Pedro Sánchez se ha quedado a solo 5.000. Patxi López, ha logrado 10.866. Quienes dieron a Sánchez por amortizado -tras su defenestración en el Comité Federal de octubre, tras su dimisión como diputado o tras la presentación de la candidatura de López- y dieron por hecha la victoria de Díaz -con el poderoso aval del aparato y de los clásicos de los partido- se tientan algo más la ropa ante la pujanza evidenciada por Sánchez. De alguna manera, se confirma esa idea en la que venía insistiendo el ex secretario general socialista de que concita un apoyo muy importante de la militancia, más allá del aparato. ¿Dará la sorpresa Sánchez?
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