nada es casual en el manejo de la información en tiempos de guerra, y por ello la pornográfica exhibición de cadáveres de niños en los últimos tiempos en la tele es, en sí misma, la que me hace dudar del qué, del cómo y del por qué del hecho que se denuncia con esas imágenes. No sé si todo ha sucedido como dicen que ha sucedido porque no tengo elementos para saberlo, pero de lo que no tengo dudas es de que detrás de todas esas dantescas imágenes hay una maquinaria de propaganda trabajando a tope para tocarle la fibra sensible a la opinión pública europea. Nos pastorean como a borregos. Ya ha pasado otras veces, es su forma de anunciar cambios en la guerra, de preparar el terreno para lo que se avecina. En Yemen se está masacrando a la población civil, y aunque nos lo cuentan sucintamente, no nos lo enseñan. En la misma Siria llevan muriendo niñas y niños desde hace ya más de cinco años. Somalia, Congo, Libia, Sudán del Sur, Eritrea... ¿Sigo? En Mosul, Irak, los civiles mueren -cerca de 300 en dos días- bajo las bombas de la coalición que lidera Estados Unidos para arrebatarle la ciudad al Estado Islámico, y los yihadistas le rebanan el pescuezo al que pretende huir. ¿Por qué interesa que veamos ahora esas imágenes?
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