Parece mentira que después de ocupar todas las primeras planas de los periódicos mientras ETA causaba muertes, desanimo y terror, ahora que llega el “desarme” y la incautación por parte de la sociedad de todo material armamentístico que han utilizado durante los años de terror. Se anuncie a bombo y platillo que los pasos que se van a dar se guardan en el más absoluto mutismo. Despertemos de la pesadilla; ETA ha entregado las armas, ETA ha ubicado los polvorines de dinamita, armas y el material terrorífico a lo largo del territorio francés y se ha disuelto sin conseguir nada a cambio.
Se aventuran nuevos tiempos, pero para ello hay que echar la llave a este período de violencia y terrorismo; el problema es que la puerta y la cerradura tienen unas características especiales; La cerradura y el bombillo deben estar dispuestos de manera correcta, entrega y revisión de todas las armas, disolución incondicional inmediata. La puerta es el acercamiento de presos a Euskadi. Nuestro compromiso es con la historia. No debemos ser cortesanos ni hacer apuestas políticas. Se deberá ser incómodos con todos. Relataremos la historia en su contexto y no desde la visión de hoy.
Este proceso será necesariamente largo. Las víctimas serán incómodas porque son la cara visible de algo que no queremos mirar; el recurso a la violencia está mal hoy y también estuvo mal ayer. Se trata de integrar todas las memorias y ponerlas en diálogo para resignificarlas en el contexto actual
“Lo que no quede en la memoria y en la historia es como si no hubiese existido”. Ahora, nadie quiere saber nada ni acordarse del pasado. Y en parte es lógico; incluso yo a veces también quiero eso, pero veo que si no aprendemos la lección, ¿para qué ha servido esto?”.