Y así, en los tiempos de WhatsApp, de bits y códigos binarios, de Twitter y Snapchat, un moderno y británico Miguel Strogoff, el embajador británico ante la UE, Tim Barrow, fue el encargado de entregar la carta con la que ayer la primera ministra del Reino Unido, Theresa May, comunicó al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, su decisión de activar el famoso artículo 50 y, por tanto, abrir la puerta de salida de la Unión. Un sobre a la vieja usanza entregado en mano, seis páginas de misiva que Theresa May firma de su puño y letra con un “yours sincerely”. Quizá en este caso se haya dado a la ceremonia de oficialización del divorcio el barniz mcluhiano del medio es el mensaje, ese curioso fenómeno que viven nuestros días de gobiernos de países líderes del capitalismo mundial embarcados en discursos con selectivos toques antiglobalización, de May -líder de los tories británicos- a Donald Trump -multimillonario del sector inmobiliario neoyorquino-. Y mientras Tusk se dolía en Twitter, “qué puedo añadir, ya os echamos de menos”, enlazando con su comparecencia ante la prensa, contaban algunos medios como The Guardian que May pronunciaba ante la Cámara de los Comunes su discurso más “proeuropeísta” desde que ocupa el cargo. Nostalgia e incertidumbre.
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