Eso es lo que queremos ver los padres y madres los fines de semana cuando acudimos a ver a nuestros hijos a los partidos. Queremos ver que se divierten, que tienen compañerismo entre ellos, que el fairplay prima ante todo, en resumen, que recojan unos valores que en casa no se los podemos dar y que gracias a los entrenadores, a la unión de su equipo y a la defensa de los colores de su colegio pueden encontrarlos.
Pero algo no estamos haciendo bien cuando te encuentras con equipos dirigidos por personas a los cuales esos valores pasan a un segundo plano y no sólo no les vale con ganar sino que les gusta ridiculizar. Señores unas veces se gana y otras se aprende, flaco favor hacen a los niños anteponiendo la disciplina y el castigo a la diversión y la educación. A todos estos pseudoentrenadores preNBA les quiero recordar la disposición final 23 de las normas de competición 2016/2017 de Deporte Escolar de la Federación Alavesa de Baloncesto: “Para las categorías benjamín y alevín, se recomienda la aplicación estricta de las normas de juego en todos los aspectos que se relacionan con los comportamientos violentos o antideportivos, y que se sea más permisivo en los aspectos relacionados con los elementos técnicos o reglamentarios aplicándoles en estas cuestiones criterios más pedagógicos que competitivos “.
Hoy mis chicos no metieron ni una canasta pero aprendieron. Aprendieron más que en ningún partido, aprendieron lo que no hay que hacer cuando eres muy superior a los demás, aprendieron a tener más compañerismo si cabe con sus amigos del equipo y aprendieron a respetar a su entrenador. El lunes al volver a clase hablarán de lo que les pasó el sábado en el partido y no se enorgullecerán ni mucho menos pero lo que estoy seguro es que tampoco se avergonzarán ya que representaron a su colegio como mejor supieron hacerlo.
Ánimo chicos que ya los tenemos cerca.