Llegó el día d. Ayer declaraba en el juicio el acusado y al parecer arrepentido estrella del caso Gürtel, nada más y nada menos que quien dio nombre a la trama, Francisco Correa. Lo más curioso hasta la fecha de este juicio quizá no ha sido tanto el atasco de acusados de Gürtel y black a las puertas de la Audiencia Nacional, ni la fotografía que ofrecían de toda una época política sentada en el banquillo, que también, sino cómo el tiempo parece pasar página. Cuando esta investigación echaba a andar o incluso acumulaba ya miles de folios, allá por 2011, antes por ejemplo de que los papeles de Bárcenas salieran a la luz, Federico Trillo, exministro y entonces coordinador de Libertades Públicas del PP, decía cosas como que “este asunto ha sido un montaje político durante casi tres años de la UDEF y la Fiscalía Anticorrupción dependientes del Gobierno y, especialmente de Rubalcaba”; o María Dolores de Cospedal, secretaria general del PP, decía: “Es la primera vez en la historia que un Gobierno utiliza la Fiscalía General del Estado (...) para perseguir a la oposición”. Ayer, Correa declaró, entre otras cosas: “Yo me pasaba el día en Génova. Estaba más tiempo allí que en mi despacho. Era mi casa, vamos”. Pero da la sensación de que la crisis está amortizada, el tiempo que todo lo cura, una explosión controlada.
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