Hoy toca buzo reivindicativo. Creo que necesario. Mireia Belmonte, Maialen Chourraut y Lidia Valentín han firmado las cuatro primeras medallas del casillero español. Tres mujeres. Buscando, me he encontrado con un texto que escribí hace cuatro años en este mismo espacio, con motivo de los Juegos de Londres. En aquel momento, de las 16 medallas que llevaba España en aquellos Juegos, once las habían ganado mujeres. Y hablaba de Belmonte y Chourraut. Y de Eli Pinedo, Patri Elorza y el resto de mujeres del balonmano. Y de Brigitte Yagüe, y de Marina Alabau, y de Maider Unda, y de las mujeres del waterpolo, de la sincronizada... Y del doble precio que pagan -ellas, las ganadoras, pero también las que no conquistan el podio pero compiten y trabajan con igual esfuerzo-, por ser mujeres y por practicar deportes que denominamos minoritarios, sospecho que con demasiada ligereza. Según un estudio de Cambridge University Press, las palabras más habituales que empleamos los medios para hablar de las deportistas son “mayor”, “edad”, “embarazada”, “casada” y “soltera”. Para hablar de ellos, lo más habitual es referirse a cualidades como “rápido”, “fuerte” o “grande”. Así que, por lo que pueda valer pero, sobre todo, porque es justo, campeonas, competidoras, sí, sois grandes, fuertes y rápidas.
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