Así es como me sentí al pasar por Hacienda de la Diputación. Me explico. Mi ama decide hace algo más de dos años ingresar en una residencia. Tras unos meses de estancia se siente a gusto y nos dice a los hijos que intentemos vender su piso. Encontramos un comprador y se vende la propiedad, cumpliendo con todas las obligaciones fiscales. Tras la venta mi ama decide que parte del dinero lo va a traspasar a sus hijos e hijas en calidad de donación. Hasta aquí todo correcto.

Una vez que recibimos el dinero nos hacemos la siguiente pregunta:¿esta donación hay que declararla a Hacienda? Tras las averiguaciones pertinentes la respuesta es afirmativa y comenzamos los trámites pertinentes. Aquí comienza lo desagradable.

Me dirijo a Hacienda. Mostrador de información: “Quiero declarar una donación”. “Tome este número y vaya al mostrador x a recoger el impreso con este número. Pido el documento, me cobran 24 céntimos y no me aclaran si lo tenemos que hacer conjunta o individualmente. Me mandan otra vez a información a coger otro número. “Suba al primer piso y espere su turno” Subo al primer piso sin rellenar nada por si acaso. Me recibe una funcionaria y se queja de sus compañeras que me mandan sin ningún tipo de información y, no con muy buena actitud, me da algunas pautas. Se te queda cara de tonto porque parece que los contribuyentes debemos saber cómo se rellena el impreso y lo que hay que hacer. Se me quitan las ganas de hacer preguntas intentando resolver mis dudas.

Me dirijo a la sucursal de Kutxabank que hay en el edificio de Hacienda y la trabajadora con la que me encuentro me ayuda. Muchas gracias desde esta carta.

Todavía tengo que volver a Hacienda pero me da un poco miedo por si hago algo mal y molesto. Si llego a saber que me iba a sentir así igual me la juego y no lo declaro. Pero no. Porque a pesar de todo estoy convencido de que es necesario y bueno pagar impuestos. Porque podemos comprobar el buen nivel de vida y servicios públicos que tenemos y que apuesto por mantenerlos y mejorarlos. Dudo de aquellos partidos que abogan por bajarlos.

Acabo. Me gustaría, rogaría a Diputación, que mejore la calidad de sus servicios de atención ciudadana. Que se nos informe y ayude y no que nos hagan sentirnos mal y temerosos. Que mejoren sus procedimientos. No es lógico tener que pedir dos números para una sola gestión y, por último, que hagan algún documento escrito que explique qué hacer a la hora de cumplir con Hacienda.