según el Gobierno, existen unos parámetros que atestiguan sin ningún género de dudas la recuperación económica. España crece más que nadie en Europa, se crean medio millón de empleos al año y, como ayer mismo afirmó De Guindos, ni siquiera harán falta ajustes después de las elecciones a pesar de las directrices europeas que hablan de recortes por valor de 8.100 millones de euros y de la carta enviada por Rajoy a Bruselas anunciando medidas duras cuando vuelva a ser reelegido presidente. Hasta aquí la burbuja virtual en la que viven algunos y de cuya existencia nos quieren convencer a todos. La realidad, sin embargo, es que el 30% de los ciudadanos (treinta de cada cien) está en riesgo de pobreza y exclusión social; que al 40% (casi la mitad) no le da ni para irse de vacaciones una mísera semana (siete días) al año (trescientos sesenta y cinco); que el 14% confiesa muchas dificultades para llegar a fin de mes; y que casi el 10% ni siquiera es capaz de cumplir adecuadamente con su banco a la hora de saldar su hipoteca, seguros o recibos varios. Más datos: los sueldos son cada vez más bajos y los empleos cada vez más precarios. Y los que aplauden con las orejas las últimas reformas laborales (burbuja) se lamentan amargamente de que la gente ya no consume sus productos (realidad).