Las cosas que tiene la vida o, quizá mejor, las cosas que tenemos los seres humanos. Repasas la actualidad del día, que no está la cosa para echar cohetes precisamente, y llegas a un titular: “EEUU levanta el embargo a la venta de armas a Vietnam después de 32 años”. La normalización de relaciones era esto amigos. Me pongo el gorro de malvada demagoga y acaricio el lindo gatito blanco modo Blofeld maquinando la siguiente operación de Espectra para dominar el mundo. No me negarán que tiene su punto eso de ir en viaje oficial para certificar el cierre de heridas con un país con el que hace unas cuantas décadas estuviste en guerra y que el gesto simbólico de mayor trascendencia de ese paso sea anunciar el fin del embargo a la venta de armas. Es lo que anunció ayer Barack Obama al inicio de su visita a Vietnam, levantando una restricción vigente desde el fin de la guerra. Si vis pacem para bellum, que dicen que dijo el amigo Julio César. Al parecer, Vietnam, cuyo principal proveedor de armas hasta ahora es Rusia, es clave en la región frente a los movimientos chinos en el control de las aguas del mar de China por las que circulan anualmente unos cinco billones de euros en mercancías. La normalización de relaciones era esto.