Ocurren a veces cosas que le hacen a una temer estar adivinando en la lontananza las trompetas del Apocalipsis. Al menos me alivia que la NASA acaba de anunciar así, ti-ta, el descubrimiento de 1.284 nuevos exoplanetas o planetas ajenos a nuestro sistema solar. Esto ofrece, el que no se consuela es porque no quiere, algunas garantías -no sabría decir de qué calidad- de distancia, ya sabe, de poder poner ¿tierra? de por medio. Del mogollonazo de nuevos planetas, al parecer, hay dos con características bastante similares a la Tierra, uno de tamaño parecido y el otro con años de 380 días. La perspectiva más sombría es que, según explica Natalie Batalha, científica de la misión Kepler, de las probablemente decenas de miles de millones -se siente una tan tan pequeñita- de planetas potencialmente habitables en la Vía Láctea, el más cercano podría estar “a apenas” 11 años luz. Apenas, jeje. Pero bueno, ahí tenemos una salida, en plan pioneros, como en La conquista del Oeste. No sé, es una opción ante señales aún tempranas quizá y, por ello difíciles de interpretar -en plan oráculo de Delfos, puede ser bueno o puede ser malo, el paraíso o el fin del mundo- por si queremos echar a correr, por ejemplo, ante la campaña reloaded que se nos viene encima.
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