Ayer estuvimos otra vez en un ay porque a un tipo se le ocurrió secuestrar un avión de Egyptair con 56 pasajeros a bordo. El asunto no está muy claro aún, pero tras la alarma inicial se fue descartando la hipótesis de un secuestro terrorista para dar paso a algún móvil de índole personal que habría llevado al fulano a hacer lo que hizo. Insisto en que el asunto no está muy claro porque el hombre, ya detenido, hizo unas demandas muy variadas y las autoridades no han dado una versión definitiva y fehaciente. Pero ayer se apuntó que el secuestrador quería hacer llegar una carta a su exesposa, residente en Chipre, cerca del aeropuerto al que desvió el avión. Así que, conocido este dato, durante una rueda de prensa conjunta con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, se le preguntó ayer al presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, si podía confirmar que el móvil del secuestro tenía que ver con la relación del captor con una mujer. Respuesta del señor Anastasiadis, entre las risas de los presentes: “Todo tiene que ver siempre con una mujer...”. ¿Era una broma? ¿Festival del humor? ¿O era Cumbres borrascosas? ¿O Casablanca? ¿O era simple y pura visión de vida, declaración machista y, además, extemporánea? Lo del señor Anastasiadis y lo de los que le rieron el comentario.
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