Querido lector, hoy toca una cultureta. Se siente, pero de vez en cuando uno tiene que hacer gala a la sección de la que es responsable. Sucedió hace unos días en Twitter, entre una sala gasteiztarra y el perfil de unos músicos de la capital alavesa. El escenario anunciaba un festival de grupos tributo, es decir, bandas que tocan temas de otros intentando calcar su sonido y, en la mayoría de los casos, puesta en escena. El comentario enfrentado era una reivindicación de lo original frente a aquellos que o no quieren o no pueden crear lo propio y se limitan a copiar lo ajeno. El pequeño cambio de pareceres no es nuevo por estas tierras. Hay grupos alaveses que en sus últimos discos han incluido temas en contra de las bandas de homenaje o cover. Y pegando palos de los buenos, sin tonterías. Sin embargo, la crisis -bueno, y otras razones que serían largo de enumerar- ha hecho que estas formaciones tengan más trabajo que nunca, una agenda repleta que, por otro lado, cuenta en muchos casos con el apoyo del personal. Hay conciertos en Vitoria que se han agotado con las entradas a 20 euros de grupos de este tipo, mientras actuaciones de bandas originales -y con buenas propuestas musicales- se han quedado a medias y eso que acceder sólo costaba 10 euros.