¿Aquién se le habrá ocurrido enviar a García Margallo a parlar con Junqueras? Porque, digo yo, alguien podría entender que cuando un Gobierno envía a su ministro de Exteriores a hablar con el líder de ERC está reconociendo implícitamente que se trata de un debate entre Estados. Como cuando le mandan a tranquilizar a la ONU o a estrechar lazos con Andorra, por citar algunos de sus últimos trabajos. Entiendo que a un ministro de Exteriores se le llama así porque intenta entablar alianzas o enmendar entuertos con otros países, evidentemente extranjeros. ¿Así considera ya Mariano Rajoy a Catalunya? Diríase que sí por el interlocutor elegido. Aunque, quizá, escoger a Margallo para defender los intereses de España se deba a que el presidente todavía no haya averiguado a estas alturas si los catalanes fueron, son o serán españoles y/o europeos en función de lo que voten el domingo. Otorgarle a las elecciones el carácter plebiscitario que buscaban los convocantes será otro desliz, digo yo, aunque me resisto a creerlo porque en sus mítines sólo habla de victoria española o derrota catalana. En fin, habrá que esperar al lunes para ver por dónde discurre todo esto pero me da en la nariz que no se arreglará ni a hostias ni mirando hacia otro lado.
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