entiendo que el Alavés y su entorno estén cabreados por la derrota sufrida ante el Llagostera. Entiendo que el árbitro perjudicó gravemente al equipo albiazul señalando un penalti inexistente y expulsando a dos jugadores. Entiendo que se trata de la primera derrota de la temporada y que tanto el técnico como los jugadores están en su derecho de intentar apretar las clavijas a los árbitros para ser mejor tratados en el futuro. Entiendo todo esto porque sé que la protesta es moneda común en el deporte aficionado y profesional. Otra cosa es que las pataletas sirvan para algo, salvo para excusarse y alejar las críticas hasta el próximo partido. Para nada más. Lo cierto es que el Alavés no anotó ningún gol y así es imposible ganar partidos. Lo demás son, como diría aquél, cosas del fútbol. Unas veces te dan y otras te quitan. Cuando el Alavés subió a Segunda o a Primera, incluso cuando fue finalista europeo o semifinalista de Copa, los árbitros eran los mismos o parecidos que cuando se consumaron descensos y fracasos varios. La diferencia entre los años buenos y malos no han sido precisamente los trencillas sino el rendimiento del propio equipo. Entiendo, como decía, las primeras quejas de la temporada. Pero espero que no se conviertan en una costumbre.
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