Oeso espero, que sea el final de esta hedionda historia. En marzo de 2012, cuando en Euskadi había un lehendakari socialista, publiqué en este mismo espacio un texto sobre el fracking. En diciembre de 2014, con un lehendakari del PNV y con el PSE en contra de lo que entonces alabó sin reservas, reproduje una parte de aquel texto. Ahora, aprobada la norma que hace prácticamente imposible, a través de un triple filtro, desarrollar la técnica de fractura hidráulica en la CAV, quiero repetir algunos fragmentos, porque sí, por la #frackanpada, porque siento que se trata de una batalla ganada en la calle, un triunfo que convendrá vigilar: el olor a gas y dinero sigue mezclándose peligrosamente. Procedo: “Para sacar este gas de esquisto hay que inyectar agua a presión con elementos químicos, mucha agua, mucha química (...). Lo que no pueden negar el Gobierno Vasco y las empresas aliadas es que existe un riesgo. Es cierto que en ocasiones quien no arriesga no gana, pero ese riesgo debe asumirlo quien lleva a cabo la acción; exagerando: si sale mal te matas, pero no te llevas por delante a los espectadores. Que se olviden de todo ese gas que dicen que hay, con el que Álava y Euskadi, dicen también, podrían proveerse durante decenios. No lo hacen por nosotros, sino por el dinero que ya han contado”.