Sí, debe de mirar por la ventana. O nieva, o llueve o hace un frío de la leche. Si tiene suerte, está usted caliente en casa o en el trabajo. Si no, le pasará como a muchos que conozco, que no pueden poner la calefacción todo lo que sería necesario porque no tienen dinero en sus domicilios o empresas. Eso contando con que usted tenga un sitio para caerse muerto o lugar al que acudir para desarrollar su labor profesional. Esperemos, claro está, que también a los suyos (sean menores, mayores o medio pensionistas) les dé para hacer como mínimo un par de comidas al día, por mucho que haya que estirar al máximo los bonos de descuento del super o tengan ya una perfecta planificación sobre la mesa con las tiendas más baratas para depende qué cosas. Porque, amigo, seguimos con la soga al cuello y en invierno aprieta todavía un poco más eso de la crisis, eso de lo que algunos parece que ya no quieren oír hablar porque es triste y gris. La ropa, el calor, los alimentos... ya saben, esas cosas. Pero los instintos básicos de los que nos gobiernan son otros. Se la suda lo anterior. Son cosas que hay que tapar, ocultar o, lo que es peor, dar por normales. No te pueden estropear la campaña. Hay que vender humo. Políticos hablando de cosas de políticos.