No volverá a ocurrir”. ¿Se acuerdan de estas palabras, de quién las dijo y de qué ocurrió no demasiado tiempo despues? En efecto, Rajoy, Cospedal y Aguirre me recuerdan últimamente mucho a Juancar, el papá campechano de Felipe, reyes ambos de España por mor de las leyes establecidas en el Imperio por los hacedores de la transición. La degeneración del régimen cuando se cumplen casi cuarenta años del agur de Franco -por cierto, la época del dictador duró prácticamente lo mismo que esta democracia- es patente y probablemente irreversible. El populacho se ha hartado de políticos que no arreglan sus problemas, que sirven a otros intereses sin ningún tipo de disimulo -sobresalientes los bancos en los últimos test de estrés- y que, además, aprovechan el poder que les otorgan los votos para robar a manos llenas. “Todo el mundo se equivoca”, argumenta el presidente español. ¿Ah, que no eres malo sino solo tonto? Pues a tu casa, campeón. Al rey le pasó lo mismo. Ya no está, aunque sigue chupando. Los síntomas eran idénticos. Se sienten intocables y ya ni se molestan en guardar las formas ante un pueblo de tan gigantescas tragaderas. Ahora piden perdón pero ya nadie le escucha. “Se lo estamos poniendo en bandeja a Podemos”, lamenta Aguirre. Pues sí...