los pintores impresionistas -así como los poetas malditos- fueron expulsados del Salón de París de la Academia de Bellas Artes porque rompían las convenciones clásicas y, con su técnica rasgada, su descubrimiento de la luz y sus escenas paganas de la mala vida, proponían otra forma de representar la realidad. Esa es una de las funciones y aportaciones de la cultura, la de quebrantar los cánones y mirar el mundo desde otra perspectiva. Estos mismos valores han inspirado durante la última década la apuesta de DNA por la cultura con otra mirada de Álava en su sección de Mirarte. Nuestro calendario de este mes de octubre, ilustrado con el mural ubicado frente a la sala de teatro del centro cívico Aldabe -una pared que hasta la llegada de las brigadas de la brotxa del Itinerario Muralístico de Gasteiz era un triste muro de hormigón gris- simboliza esos valores con la imagen de La estrella de Edgar Dègas, uno de esos pintores que, tras ganarse el respeto como reconocido copista del Louvre a mediados del siglo XIX, cambió su perspectiva con estampas urbanas donde las protagonistas ya no eran damas cortesanas, sino bailarinas, planchadoras o prostitutas, aun cuando fuera expulsado de la Academia. Pero los que cambiaron nuestra mirada fueron los impresionistas maudits y no los copistas del Louvre.