He estrenado mi jubilación hace unos meses. Me animo a hacer mi primer viaje con la fundación Mejora. Es notorio su buen funcionamiento. Viaje a Córdoba/Granada, donde los factores estéticos e históricos de sus edificios estrella invitan a comprender mejor el síndrome de Stendhal. Pero hubo lunares: visita en Torreperogil a una iglesia cerrada en un pueblo donde los lugareños estaban encerrados en sus casas.
Llegada a Granada. Visita de un día. Comimos en Cazorla y con las andorgas llenas nos torturaron. Una hora y media por una carretera (bella, eso sí) llena de curvas para ver un documental donde aprendimos cómo una encantadora lagartija comía moscas. Regreso por la misma carretera, para llegar a Granada a las 10 horas de la noche abatidos por el estupor y la sorpresa. También hubo rabia, impotencia e indignación. La mayoría de los usuarios tienen 65 años y había alguno de 80.
¿Quien decide estos itinerarios los ha hecho previamente?¿Qué edad tiene? La finalidad de esta carta es que ningún otro grupo tenga que sufrir este atropello e invitar a la reflexión (no profunda) al responsable del desaguisado. Me arrogo la representatividad del grupo después de una consulta previa. Los grupos merecen respeto y ese respeto colectivo debe ser la suma de los respetos individuales.