ES cuestión de números. Ni más ni menos. Sumas y restas. Más restas que sumas. Resultado: no llega para vivir. O el plan o la indigencia. Ekain ya lo ha pensado. No quiere la indigencia. ¿Quién la quiere en 2065? Lo vio venir con los recortes de hace cincuenta años. Salió a la calle. Otros muchos estuvieron también en las protestas. Nada cambió. Cuenta con algunos de ellos para el plan. Los otros dos se dieron cuenta tarde, pero ahora todos lo tienen claro. Es lo importante cuando se tiene un plan. Será mañana. Cuando abran la sucursal. Dentro hay dinero de sobra. ¿De qué les sirve tener miedo? El miedo no alimenta. El miedo no calienta el piso. El plan saldrá bien. Se han jugado los papeles a las cartas. El primer as elige. Dos en la puerta. Dos con las cajeras. Dos con el director. Dos con Oier. Oier sabe dónde está la pasta. Es el vigilante de la sucursal. Les costó convencerlo. Es el único jubilado del barrio con un minijob. Trabajaba en una empresa de seguridad. Recogía las ganancias del tranvía. Su pensión es una mierda. Como la de todos. El minijob también es una mierda: vigilante con pistola por 250 euros en turno de mañana. Su pistola es la pistola. La única pistola del plan. No hará falta disparar, pero siempre hace falta llevar una cuando se tiene un plan. Será mañana. Cuando abran la sucursal. Dos en la puerta. Dos con Oier. Oier se marcha con ellos. Ekain le hace sitio en la furgoneta. Portugal les espera después del atraco. Allí cambiaron las cosas al cuarto rescate. Viven mejor. Aquí todo sigue igual de mal. Como hace cincuenta años.
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