peio -bombero- no se anda con medias tintas al despotricar contra los banqueros, contra los políticos o contra el sistema, pero ayer fue a trabajar porque, total, la huelga sólo sirve "para hacer el juego al chiringuito de los sindicatos y al día siguiente estamos igual de jodidos". Manu -profesor de Primaria- sí la secundó "por militancia con mi sindicato de toda la vida", pero sin ocultar cierto escepticismo "porque al final nos la meten doblada". Javi -currela de la Mercedes- también se sumó, más que nada por hacer piña con sus colegas liberados del comité, con los que suele almorzar, pero aprovechó el día para ordenar el trastero. Aitor -mecánico- ni se acordaba de la huelga -"joder, ¿otra?", preguntó- y me dijo que bastante tiene con lo que tiene para sacar adelante el taller "como para andar con hostias, ¿sabes?". Igor -desempleado- es un chaval antistema que técnicamente ayer no paró porque ya está en paro -bueno, estudiando y apuntado a Lanbide- pero fue a la mani "porque las movidas en plan 15-M molan", aunque no sabe muy bien de qué iba la de ayer. Patxi -funcionario administrativo- se hubiera apuntado a una huelga "unitaria y para montarla pero bien, como en Grecia", si bien lamentó que el sindicato mayoritario que convocó la de ayer "va a lo que va, a su puñetero pulso de poder pasando de los problemas reales de la peña". Resultado del sondeo personal: el 50% hizo ayer huelga -3 de 6- pero ninguno me supo decir exactamente con qué fin y qué hacemos hoy. Y es que la realidad es terca y la calle, aún más.