Mourinho deja el Real Madrid, que es tanto como decir que nos deja a todos nosotros, canallesca al acecho de otro pimpampum al que atizar, ciudadanos huérfanos de controvertido personaje sobre el que polemizar en la barra del bar. Ni idea de si plantea bien las estrategias sobre el terreno de juego, si maneja bien el banquillo, si gestiona adecuadamente el vestuario, si planifica con acierto la temporada... Soy una absoluta ignorante en materia futbolística. Pero me gusta el personaje que se ha construido Mourinho porque es un malo de los de libro. En toda buena historia hace falta un malo a la altura, malos brillantes de ésos que casi molan más que el héroe. Ángeles caídos, generalmente más humanos y reales. Darth Vader, por ejemplo. O uno de mis favoritos, Richelieu en Los tres mosqueteros. O Auric Goldfinger en la peli homónima de 007. Pues eso, que cada vez que escucho a Mourinho me lo imagino ante una maqueta que detalla su plan para dominar el mundo, impecable en los pasillos de palacio jugando a la guerra de la política con reyes por marionetas, mareando a la prensa como a la agente Clarice Starling ante la celda, consciente de las debilidades y miserias del ser humano, porque son las suyas, y dispuesto a utilizarlas para vencer. Un buen villano en la historia engrandece al bueno. No sé si Mourinho lo es, pero su personaje lo parece.
P.D. Ya que aparece en estas líneas, aunque sea de refilón, el fútbol, no quisiera olvidarme hoy de la entregada afición alavesista. Aurten bai!