la esperada comparecencia del presidente del Gobierno español y líder del PP tras su insoportable silencio desde que estallara el escándalo de la supuesta contabilidad B en su partido se limitó al guion previsto sin aportar novedad alguna pese a la gravedad de la situación. Si alguien esperaba que, por una vez y ante la fuerte presión social, política y mediática, Mariano Rajoy diera un paso al frente, nuevamente se equivocó. Ya de entrada, el formato de su comparecencia fue revelador de las intenciones de alguien que, supuestamente, quiere aclarar todas las circunstancias de unos hechos. Con los periodistas aislados en una sala contigua y sin posibilidad de hacer una sola pregunta, Rajoy se limitó a leer su discurso ante el Comité ejecutivo de su partido. No parece esa la imagen de quien quiere asumir su responsabilidad y se ofrece a dar todas las explicaciones ante un caso que ha causado tanta conmoción y cuya repercusión ha traspasado todas las fronteras. El presidente popular se mostró aparentemente firme. Fue tajante al proclamar que "es falso" que haya "recibido o repartido dinero negro". E incluso adoptó un tono desafiante al hablar de "infamias" y "papeles apócrifos" en referencia a la contabilidad de su extesorero Luis Bárcenas, a quien ni siquiera nombró. Pero no pasó de ahí. Es más, su constante apelación a que él nunca ha cobrado dinero en B, la machacona defensa de su honradez, la impostada proclama de que no está en política para ganar dinero -"ganaba más con mi profesión", dijo- parecen una versión sofisticada del "que cada palo aguante su vela". El problema a estas alturas es que Rajoy y el PP en general carecen de la credibilidad necesaria como para que la sociedad pueda conformarse con un discurso por muy tajante que suene. El anuncio de que pondrá a disposición de todos los ciudadanos sus declaraciones de la renta es, en este sentido, sintomático. Nadie que haya cobrado nada en B lo declara en el IRPF. No sirve de nada este recurso retórico y la sociedad no puede conformarse con esta explicación. Los papeles de Bárcenas no son un invento de la prensa, como pretende hacer creer Rajoy. Existen. Y su salida a la luz exige una explicación y pruebas reales. Si no las ha querido dar a su partido y ante la prensa, lo debería hacer en el Parlamento.
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