"el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra". Este dicho tan interiorizado por todos los especímenes que conformamos la raza humana es sin embargo ignorado una y otra vez por los mismos que lo damos por cierto. Será por aquello de cumplirlo, quizá, pero repetimos errores sin solución de continuidad y, aunque nos damos cuenta, no cejamos en nuestro empeño de fracasar obviando lo aprendido. Les pasa a los niños, a los mayores, a las mujeres, a los hombres, a los tontos, a los inteligentes... a todos. No tenemos remedio y, si no, basten un par de ejemplos de los últimos días para confirmarlo. Por ejemplo, en Egipto se acaban de cargar al corrupto dictador Hosni Mubarak -en junio fue condenado a cadena perpetua por su propio pueblo- y el sucesor, presuntamente renovador, demócrata y buen tipo, ya ha vuelto a sacar los tanques a la calle y masacrar a sus ciudadanos por no dejarle conducirse como un dios. No aprende Mohamed Morsi, que acabará aún peor que su antecesor, eso sí, después de haberse llevado por delante a un buen número de egipcios, que bastante tienen con dejarse matar ante la, de nuevo, pasividad internacional. Otro error que se repite. Tampoco aprenden algunos políticos occidentales, como Aznar -que no se calla aunque hace ya tiempo que los votantes le dieron la espalda-. O los españoles que apoyan a Rajoy, mentira tras mentira. O Berlusconi, que amenaza con presentarse a las próximas elecciones. ¿Se lo imaginan? Yo sí.