vaya pasada, por la izquierda y por la derecha. Y, si me apuran, hasta por el medio. Un campeón del mundo este César Alierta, presidente de Telefónica. Pues no va el tío y anuncia 5.600 despidos justo después de presumir de unos beneficios récord de más de 10.000 millones de euros. Sólo con eso ya se me nubla la razón. ¿Crisis? Con empresas como ésta no me extraña nada. Con razón hay algunos, cada vez menos, que todavía proclaman la vuelta del comunismo o, al menos, la nacionalización de algunas empresas estratégicas. Telefónica es ahora privada, en aras de la rentabilidad, según nos vendieron en su día. Pero mira tú adónde conducen algunas decisiones. Desde luego, no les va mal a Alierta ni a los otros altos cargos de la compañía Julio Linares y José María Álvarez Pallete, que entre todos ellos se embolsaron el año pasado la nada desdeñable cantidad de 14,54 millones de euros, medio millón más que el año anterior. Porque una cosa es que la crisis nos obligue a despedir al 20% de la plantilla y otra bien distinta que nos apretemos nosotros el cinturón, claro. Bueno, pues no contentos con eso, el inefable Alierta anuncia que Telefónica ha reservado otros 450 millones de euros para gratificar a los directivos de la empresa con sus merecidísimos bonus. Y habrá todavía 6.900 millones de euros más a repartir entre los accionistas. Les recuerdo, por si se han perdido entre tanta cifra, que 5.600 personas se irán a la calle si es que sigue adelante esta absoluta e inexplicable desfachatez. ¡Viva la crisis!
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