más le valdría a alguno gastar sus esfuerzos en cumplir con las obligaciones contraídas con sus trabajadores y no en amenazar al mensajero que destapa su incapacidad empresarial. Más le valdría a alguno darse cuenta de que está incumpliendo su parte del contrato -supongo que eso sí es condenable- en lugar de intentar despistar a los demás y despistarse él mismo con cazas de brujas que sólo buscan lavar la propia imagen desenfocando el verdadero fondo de la cuestión. Resulta que si uno trabaja mal o tarde puede resultar despedido, amonestado o expedientado. Ahora bien, si el que incumple no es el empleado sino el que paga, entonces hay que ser comprensivos con el empresario, dejarse de huelgas o protestas y encontrar soluciones consensuadas. O que las instituciones pongan la pasta, que ése es siempre el remedio idóneo para todas las enfermedades. Mientras Alfredo Ruiz de Gauna y familia comunican a los trabajadores del Alavés que ya no tienen dinero para pagarles las nóminas, dicen que han decidido mantener en todo lo alto su pulso con la Diputación. Y lo sueltan así, sin que se les altere un pelo de la cabeza. Como si el Deportivo Alavés no fuera su empresa ni su responsabilidad. El hombre que lleva meses asegurando a todo el mundo que hay que estar muy tranquilos porque esto (el Alavés) lo arregla él dentro de quince días, deja ahora a su gente (la del Alavés) tirada porque, afirma, la caja está vacía. Y aún se permite dar lecciones de comportamiento a los demás.
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