EL alcalde de Vitoria por fin ha aclarado las cifras que rodean el sobrecoste de la reforma de las piscinas de Gamarra y Mendizorroza, desfase que sobre todo tiene que ver con esta última infraestructura. Según los números de Patxi Lazcoz, las cuentas se han disparado 9,4 millones de euros sobre un presupuesto inicial de 25,2. Se mire como se mire, es mucho dinero que ha tenido que salir de los fondos de la ciudad, y no están precisamente sobrados de capital en esta coyuntura económica. El grueso de este sobrecoste corresponde al edificio de la piscina cubierta de Mendi, cuyo gasto se ha disparado un 22%. Más allá del baile de cifras de los últimos días, de porcentajes arriba y abajo, el núcleo de este debate se centra en la responsabilidad del desatino, es decir, de quién es la culpa. Y por mucho que se esfuerce el PP de Vitoria en esconder o camuflar sus decisiones durante la última etapa del mandado de Alfonso Alonso, fue este partido el que en la mesa de contratación, entonces cerrada a cal y canto para el resto de grupos de la oposición, calculó erróneamente el montante que iba a tener que abonar la ciudad para mejorar estas dos instalaciones. De hecho, en ese presupuesto no se tuvo en cuenta ninguno de los elementos interiores que iba a necesitar la nueva piscina cubierta de Mendizorroza, incluido el propio vaso: sólo calculó el envoltorio, de ahí la cantidad de dinero extra que ha tenido que gastar el Ayuntamiento actual, amén de varias actuaciones que el PSE ha considerado fundamentales para completar el complejo deportivo. Ahora bien, que esta polémica estalle ahora no es casualidad. Este diario lleva publicando desde hace meses informaciones sobre tal desfase económico, que iba creciendo con el transcurrir del tiempo. Que los grupos políticos municipales se tiren los trastos a la cabeza ahora sólo puede tener justificación en la cercanía de las elecciones municipales, una batalla que se decide en Vitoria por un puñado de votos. Quizás por eso Javier Maroto no quiso ayer dar la cara, sabedor que la pelea en la comparecencia extraordinaria del alcalde la tenía perdida. Quizás por eso también el PSE ha esperado tanto tiempo para aclarar la dimensión del agujero, un desagüe por el que se han escapado demasiados millones.