PUES ya estoy de vuelta tras el parón navideño. En plan parte de guerra, les diré que he sobrevivido -a duras penas- al atracón gastronómico y que logré salir indemne del bombardeo de caramelos de la cabalgata de reyes. Tuve los dedos cruzados toda la semana confiando en librar el comunicado porque, a fin de cuentas, si Olentzero no trajo noticias -como apuntaban algunos oráculos e incluso algunos confidenciales en un tono mitológico bastante estúpido o cómico, que mejor tomarse las cosas con sentido del humor-, bien podían los Magos de Oriente enrollarse un poco y aprovechar que yo estaba fuera de la redacción para solventar el asunto. A fin de cuentas, señores, si se conceden entrevistas a un medio propiedad de Rupert Murdoch y con José María Aznar como consejero, no veo el problema en ligar una declaración a la monarquía más respetada por esos seres humanos que, según el amigo Rousseau -y aunque a veces me cuesta creerlo-, aún son buenos aunque les quede poco para dejar de serlo. Oye, pues matemático. Hubo amago en la madrugada del domingo, pero no, qué detalle, el primer día de trabajo y ahí que llega la llamadita: atentos que llega el comunicado. En fin, pensé, ni tan mal; en 2006 me pilló en echando el café. Pregunta que asalta al instante: ¿alguien acertó en la porra? Porque en el mundillo hubo apuestas para todos los gustos. La verdad es que libré el de septiembre, así que supongo que tocaba. Una amiga sostiene que ésta es la prueba definitiva del cambio de ciclo. Ojalá tenga razón.