incluso Vitoria es también esta noche una ciudad que se presta a la fiesta y al brindis. Algunos locales del centro no han encontrado el calor -ni la venta de entradas- suficiente para montar un cotillón popular de garito en garito por la calle San Prudencio y las citas tradicionales de la ciudad como que están demasiado consagradas. Pero la savia nueva llega desde los nuevos barrios de Gasteiz, que espontáneamente han decidido montarse la fiesta por su cuenta. Y es que suelen ser los espacios fronterizos -en este caso de la ciudad- los más apropiados para agitar un poco el avispero. El brindis colectivo al que todos nos emplazamos esta noche acepta champagne o cava -catalán o riojanoalavés-, vino de infinitos orígenes y crianzas, sidra giputxi o astur, agua fresca de Solares o Vichy, brandy de Cognac o Armagnac, gin tonic de la Commonwealth o germano-suizo, txakolí de Amurrio... o hasta chacolí. Sí, ¿por qué no? Miranda de Ebro -histórico nudo ferroviario y enclave mestizo perdido entre Álava y el mundo- tendrá el mismo derecho a producir chacolí que, por poner el caso, Trebiño, Trucios, Castro Urdiales o Petilla de Aragón. Ya sabemos, claro, que no será tan alegre como el genuino y ortodoxo Getaria o Bakio, pero al menos tiene el sabor del espíritu contrabandista que esconden los confines que no conocen otra muga que el horizonte, y a los que Benito Lertxundi cantó aquello de zure landen zabalera ortzi-muga den hartan mugatzen da. Así que ya saben, busquen esta noche la marcha y la savia nueva en la frontera de Gasteiz eta urte berri hobea guztioi!
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